Entras en Facebook para consultar un evento y, veinte minutos después, estás en tu séptimo vídeo sobre la próxima película de Marvel.
Abres Instagram "solo para ver algunos vídeos de gatos antes de irte a la cama" y tu plan original de tener un dulce sueño de ocho horas se ve ahora comprometido. "Seis también está bien", te susurras.
Aunque no estés familiarizado con el concepto de economía de la atención, seguro que formas parte de él: aplicaciones y plataformas compitiendo constantemente por nuestro tiempo, y utilizando diferentes técnicas -algunos dirían manipuladoras- para conseguirlo. Ya sabes: desplázate un poco más hacia abajo, desliza un par de fotos más, comprueba esas notificaciones rojas para ver qué hay detrás.
No cabe duda de que la tecnología puede unirnos, pero ¿podría haber algo diferente en la forma en que están diseñadas esas plataformas y aplicaciones? Algunos dicen que sí.
¿Facebook? Es complicado
Mucho se puede decir de cómo le ha ido últimamente a Facebook, nuestro gigante de las redes sociales. ¿Está perdiendo atractivo debido a todas las éticas, políticas y legales a las que tiene que hacer frente (https://www.vox.com/policy-and-politics/2018/3/23/17151916/facebook-cambridge-analytica-trump-diagram)? En términos de nuevos usuarios, probablemente no a nivel mundial, ya que los países con una infraestructura emergente de Internet rápida están contribuyendo a aumentar el número de usuarios de Facebook. Sin embargo, a raíz de los escándalos relacionados con el modo de funcionamiento de la empresa, se han suscitado muchos debates y han despegado campañas como #deleteFacebook.
Aunque algunos afirman que eliminar la propia cuenta de Facebook es una declaración política sin sentido, hay mucha gente que se replantea su uso de las redes sociales en general, buscando formas menos intrusivas y que distraigan de mantenerse en contacto con la familia y los amigos. Aunque no todas pretenden ser alternativas a Facebook, hay listas de plataformas que pretenden -o al menos se espera que lo hagan- facilitar la socialización entre sus usuarios y se diferencian de Facebook en cuanto a anuncios, configuración de privacidad y promesas de no compartir (léase vender) tus datos con terceros. Se trata de aplicaciones de mensajería, plataformas de videoconferencia, calendarios y otros tipos de aplicaciones que, en lugar de estar diseñadas para mantenerte haciendo scroll, en realidad tienen la intención de ayudarte a hacer cosas. ¿No es una locura?
Don't do things better, do better things
¿Qué hace que una plataforma o una aplicación sean éticas? Tristan Harris, ex especialista en ética del diseño de Google y uno de los impulsores del movimiento Time Well Spent, habla de la economía de la atención y de lo que significa para quienes están detrás de las aplicaciones que utilizamos. Harris nos recuerda que el funcionamiento de ciertas aplicaciones de redes sociales es el resultado de decisiones de diseño conscientes por parte de las empresas y que nos dirigen a (o nos distraen con) ciertas imágenes, vídeos o sugerencias sin otra razón que maximizar el tiempo que pasamos en estas plataformas.
"Facebook dice que no quiere ser el árbitro de la verdad, pero ya es el árbitro de los pensamientos al controlar lo que aparece en primer lugar. Y está creando un entorno totalmente inhabitable para nuestras mentes", afirma Harris. Las consecuencias de estas decisiones de diseño, según Harris (https://medium.com/thrive-global/its-time-to-redesign-the-attention-economy-f9215a2210be), son alarmantes: "Si no podemos centrar nuestra atención en lo que nos importa, no podremos cumplir nuestros objetivos. Si no podemos mantener nuestra atención en los asuntos que importan en nuestros pueblos, ciudades, comunidades o gobiernos, nuestra democracia no funciona. Si no podemos mantener nuestra atención el tiempo suficiente para comprender retos complejos, nuestras conversaciones sobre temas complejos no funcionan".
El dicho de que "no basta con hacer las cosas mejor, necesitamos hacer cosas mejores" es exactamente lo que Harris propone y en lo que trabaja. Se pregunta qué pasaría si las aplicaciones estuvieran diseñadas para ayudarnos realmente a centrarnos en lo importante en lugar de distraernos con búsquedas triviales.
¿Qué sigue? Desplácese hacia abajo para ver
Aunque puede que las empresas tecnológicas no tengan malas intenciones, es sencillamente imposible que la forma en que compiten entre sí en la economía de la atención, cada vez más en expansión, no nos afecte. Y mientras gente como Tristan Harris se dedica a reimaginar la ciudad, como él mismo dice, otra fuerza siguen siendo los propios usuarios, que exigen constantemente transparencia, responsabilidad y más control sobre sus aplicaciones.