Cómo simplificar las horas de oficina para los estudiantes

Tiempo de lectura: 3 minutos

Limara Schellenberg
Limara Schellenberg

Actualizado: 4 jun 2025

A tutor and her student are looking at the laptop together in a school room

Cuando era estudiante, las horas de oficina me parecían una oportunidad misteriosa, valiosa y extrañamente inaccesible a la vez. Miraba mi plan de estudios, veía que las horas de oficina eran los martes de dos a cuatro, y pensaba, guay... pero entonces tengo clase. Intentaba enviar un correo electrónico para cambiar la fecha, pero caía en un agujero negro de respuestas lentas o instrucciones vagas para que lo intentara la semana siguiente.

Ahora que trabajo en Doodle, he visto de primera mano cómo unos cuantos ajustes inteligentes en la programación pueden hacer que las horas de oficina sean más fáciles de gestionar y más inclusivas tanto para los estudiantes como para el profesorado.

Esto es lo que me hubiera gustado saber antes.

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1. Ofrecer horarios flexibles sin perder el control

La mayoría de los estudiantes no se presentarán -y a menudo no pueden hacerlo- a un horario fijo de dos horas en un día laborable cualquiera. Los profesores que abren varias franjas horarias breves a lo largo de la semana consiguen un compromiso mucho mayor.

La clave es que sean manejables. Utiliza una herramienta como la página de reserva Doodle para compartir la disponibilidad. Limite las sesiones a 15 o 20 minutos. Automatice los correos electrónicos de confirmación y las invitaciones de calendario. Cierra las inscripciones con un día de antelación para evitar sobrecargas de última hora. De esa manera, las horas de oficina funcionan alrededor de la vida de los estudiantes sin romper la tuya.

2. Cambie la mentalidad y pase del servicio de asistencia al tiempo de estrategia

Las horas de oficina suelen parecer un lugar al que los estudiantes acuden para pedir ayuda o admitir que tienen problemas. Pero he visto a profesores que les dan un tono totalmente distinto. Las llaman sesiones de estrategia, revisión de proyectos o clínicas conceptuales.

Este pequeño cambio de lenguaje marca una gran diferencia. De repente, las horas de oficina no son un último recurso, sino parte del proceso de aprendizaje. Cuando los estudiantes oyen que las horas de oficina son el punto de partida de las buenas ideas, es más probable que acudan pronto y a menudo.

3. Integrar las horas de oficina en el flujo del curso

¿Quiere mejorar la asistencia? Haga que las horas de oficina formen parte del ritmo de la clase. Vincule sesiones individuales opcionales a tareas importantes. Ofrezca créditos extra por asistir a las primeras reuniones de feedback. Programe revisiones entre compañeros durante las horas de oficina. Promueva las sesiones de preguntas y respuestas previas a los exámenes como parte de los anuncios en clase.

Cuanto más relacionadas estén las horas de oficina con el trabajo que ya están haciendo los estudiantes, más probable será que acudan. Cuanto menor sea la fricción, mayor será la participación.

4. Respete su tiempo y el suyo

A los estudiantes les suele poner nerviosos hacerte perder el tiempo. Puede que tú sientas lo mismo. Unas expectativas claras ayudan a todos. Pida a los alumnos que presenten una pregunta o un tema con antelación. Mantén una estructura ligera: haz un recuento, céntrate en el tema y, a continuación, esboza los siguientes pasos.

Respete los límites de tiempo. Añade breves descansos entre reuniones si es necesario. Cuanto más proteja su tiempo, más podrá apoyar de forma sostenible a los estudiantes.

5. Utilice los datos para hacer evolucionar el sistema

Al final de cada trimestre, echa la vista atrás. ¿Qué franjas horarias fueron las más populares? ¿Cuándo disminuyó la asistencia? ¿Qué tipo de preguntas se repiten? Estos datos pueden ayudarle a perfeccionar su enfoque. Tal vez cambie las horas más adelante en el semestre, asigne bloques de horas durante las semanas de proyectos o incluso pruebe una plataforma de programación diferente.

Las horas de oficina no deben parecer una ciudad fantasma o una tarea. Con unos pocos cambios bien pensados, pueden convertirse en un poderoso espacio para la conexión, la claridad y la confianza.

¿Quieres que sea aún más fácil? Prueba Doodle para coordinar las sesiones sin el caos de los correos electrónicos de ida y vuelta.

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