Cómo practicar la atención plena en el trabajo

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Actualizado: 21 jun 2023

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La atención plena es uno de los métodos más sencillos y eficaces para reducir y afrontar el estrés laboral. Y es una estrategia a la que recurren cada vez más empresas, con resultados alentadores. Una práctica flexible basada en la meditación, mindfulness es "un estado de atención activa y abierta en el presente. Cuando estamos atentos, observamos cuidadosamente nuestros pensamientos y sentimientos sin juzgarlos como buenos o malos". En esencia, ser consciente significa acostumbrarse a observar las propias emociones y el monólogo interno, así como el entorno.

Entre los beneficios de practicar la atención plena en el trabajo se encuentran el aumento de los niveles de concentración y creatividad, la mejora de la comunicación en el lugar de trabajo y un mayor bienestar de los empleados. Suena muy bien, ¿verdad? Si te apetece probar técnicas de atención plena en tu lugar de trabajo pero no sabes por dónde empezar, hemos recopilado algunas formas sencillas de incorporar la atención plena a tu jornada laboral.

Domina lo básico

En primer lugar, domina las técnicas básicas de mindfulness. Empieza por respirar profundamente, inspirando y espirando. Luego, "Cuando tu mente divague, fíjate en dónde va (por ejemplo, recados, una conversación angustiosa, etc.) y luego vuelve a centrar tu atención en la respiración. No te resistas al impulso natural de tu mente de divagar, pero entrénala para que vuelva al presente. Al acomodarte en tu cuerpo y notar cómo se siente, también te centras en el momento que estás viviendo". La idea es que la concentración y la atención que cultivas durante tu práctica de mindfulness fluyan, con el tiempo, a otras áreas de tu trabajo y de tu vida. Entrenarte para volver a centrarte en el momento presente puede evitar que te quedes atascado en patrones de pensamiento improductivos que inducen al pánico. ¿Te interesa? [¿Por qué no lo intentas? (https://www.nytimes.com/guides/well/be-more-mindful-at-work).

Una vez que te sientas cómodo con la técnica básica, estarás listo para empezar a aplicarla en un contexto laboral.

No te dejes absorber por tu bandeja de entrada

Aunque empieces tu jornada laboral con una meditación de atención plena de 2 minutos en tu escritorio, hay una tarea matutina que casi con toda seguridad perturbará tu sensación de calma y concentración: consultar el correo electrónico. Pensar en una bandeja de entrada abarrotada puede provocar ansiedad instantánea. Además, comprobar y responder constantemente los mensajes hace casi imposible completar tareas que requieren una atención profunda y concentrada. Intenta consultar el correo electrónico sólo a horas fijas -lo óptimo es tres veces al día- y utiliza técnicas de atención plena para combatir el impulso de actualizar constantemente la bandeja de entrada. Cada vez que vayas a consultar el correo automáticamente, intenta reconocer el impulso y déjalo pasar.

Prueba las reuniones conscientes

Imagina cuánto más productivas -por no decir menos estresantes- podrían ser tus reuniones si todos los invitados estuvieran plenamente presentes y se centraran activamente en el tema que se está tratando. Ya hemos compartido algunos consejos para asegurarte de que todo el mundo participa en tus reuniones, como reducir la lista de invitados, pero incorporar técnicas de atención plena podría llevar tus reuniones al siguiente nivel. Prueba a empezar tus reuniones con un control de grupo. Al empezar la reunión, pide a cada participante que evalúe honestamente su "presencia": ¿están completamente concentrados en la reunión? ¿O todavía están procesando mentalmente un correo electrónico que acaban de recibir? Deja unos minutos para que cada uno haga lo que necesite para estar plenamente presente en la reunión, ya sea responder rápidamente a una pregunta, realizar unos estiramientos o simplemente hacer un ejercicio rápido de respiración.

Escucha a tu cuerpo

La atención plena no consiste sólo en estar en contacto contigo mismo mentalmente, sino también en prestar atención a las necesidades físicas de tu cuerpo y responder a ellas con atención. ¿Te duelen los ojos? ¿Te duele la cabeza? No te quedes mirando la pantalla del ordenador: trabaja en papel o ve a charlar con un compañero en persona en lugar de intercambiar correos electrónicos. ¿Tienes hambre o sed? Párate a tomar un tentempié saludable o un vaso de agua. ¿Te sientes cansado y perezoso? No te agobies. Tómate un descanso reparador: respira aire fresco, lee un libro, haz lo que necesites para recargar las pilas.

Despacio y con constancia se gana la carrera

Creemos que todos estos consejos son bastante buenos (si lo decimos nosotros mismos). Pero no te desanimes si no puedes dominarlos todos a la vez. Seguro que algún día alcanzas un nivel de zen en el que nunca sientas pánico al abrir la bandeja de entrada por la mañana y ni se te ocurra consultar el correo electrónico del trabajo después de haber terminado la jornada laboral, pero por ahora, intenta tomártelo con calma. Elige una técnica de mindfulness que se adapte a tus necesidades y ve adoptando más gradualmente. Pronto estarás ahogando distracciones y deteniendo patrones de pensamiento estresantes como un profesional.

*Por Jessica Miller

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